Por éso este pez de oro que anida en tu pecho
me pone absorta como si fuera la primera vez que lo hicieramos a escondidas de ellos...
Recuerda que bebimos de sus estambres hasta el vértigo y la extenuación,
cuando la sed de desierto
anegaba la lluvia
con que el deseo nos abrumaba de cardúmenes brillantes,
como aquella noche en Saigón.
(Y luego nos dicen que somos inmortales.)
*Alicia Benítez Inés-

Hola!!!! es la primera vez que te visito... vengo de una pagina en común... Lilya...
ResponderEliminarMe encanto, voy a seguirte...
HOla, amiga. Lilya es palabra mayor en poesía!!! BIENVENIDA
ResponderEliminarHOLA COMO ESTAS PASO PARA INVITARTES A QUE PASES POR MI BLOG Y VEAS COMO VAN LOS VIDEOS ADCHALLENGE, SE QUE TE ENCANTARAN....
ResponderEliminarGracias, De las imagenes... Pasaremos a visitarte con todo gusto. Un abrazo.
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