Sintió cerrarse el picarporte sin sonido, en mitad de su pecho que aleteó hacia adentro.
Los zapatos de cuero blando deslizandose mudos, acompasados, tranquilos sobre la alfombra color sangre.
El escritorio brillaba libre de objetos habituales, para sus codos y antebrazos
Y reflejaban ahora su rostro como otras noches.
El primer sonido seco de la mano abierta, desde atras, dió inicio al rito propiciatorio.
Sí.
Dejaría marcas prohibidas que nadie verá jamás
como tampoco esta fina lluvia hirviente que comenzaba a fluirle desde un segundo antes de oir
cerrarse la puerta del despacho,
herméticamente.
rituales prohibidos
ResponderEliminarexcesos exquisitos....
hermeticos secretos....
besos calientes...
Lilya
Si, y todo a la hora señalada, como son los rituales selectos. Un beso.
ResponderEliminarAntifona!! lo que escribi fue inspirado en Maldita Ginebra!! jaja.. el viernes que viene voy a ir si tenes ganas, seria genial conocerte ahi!!!
ResponderEliminarbesos enormes
Lilya
excelentes palabras...
ResponderEliminarsaludos..
Mi estimada LILYA: Lo andaba intuyendo. Por favor, Envieles mis saludos al maestro H Urruspuru, y un gran abrazo a usted, forte poesia la suya. Iré por alli en Febrero ya que ahora me hallo en los pagos de Artigas.
ResponderEliminarGracias, ABADDON... LO VISITO SIEMPRE, MUCHAS VECES FURTIVAMENTE Y SIN DEJAR 'HUELLAS'. ME GUSTA SU BLOG- uN SaluDo.
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