miércoles, 14 de enero de 2009

Casi enteros.


Era la hora del estallido. Se quitó las medias red y olvidó el Campary sobre la alfombra.
Lo abordó por el plexo solar, jamás se había sentido tan transitando pantera y menta, hacia la naciente que èl tenía cerca de la espalda.
Cuando llegó a sus alas, sollozó un segundo hasta que él despertó como un Golem semiabierto.
Y entraron casi enteros al infinito ígneo que el Amor depara a quienes saben de vuelos...

2 comentarios:

  1. La hora del estallido... es la unica hora del dia que conocen "quienes saben de vuelos..."

    Es maravilloso haberla descubierto...

    Besos
    Lilya

    ResponderEliminar
  2. Asi es, mi estimada Lilya, gracias a los estallidos estamos en el mundo, sangre y lapiz grafito, intentando un vuelo mas -o menos- Un abrazo.

    ResponderEliminar