Era la hora del estallido. Se quitó las medias red y olvidó el Campary sobre la alfombra.
Lo abordó por el plexo solar, jamás se había sentido tan transitando pantera y menta, hacia la naciente que èl tenía cerca de la espalda.
Cuando llegó a sus alas, sollozó un segundo hasta que él despertó como un Golem semiabierto.
Y entraron casi enteros al infinito ígneo que el Amor depara a quienes saben de vuelos...
La hora del estallido... es la unica hora del dia que conocen "quienes saben de vuelos..."
ResponderEliminarEs maravilloso haberla descubierto...
Besos
Lilya
Asi es, mi estimada Lilya, gracias a los estallidos estamos en el mundo, sangre y lapiz grafito, intentando un vuelo mas -o menos- Un abrazo.
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