Emanaba de los pliegues de sus velos, lunas con pétalos granates.
Nadie puede hacerle daño porque da portazos a la vida y con ojos de gata de Abisinia la domina y se desliza por la arena, y desaparece dentro de los oceanos que la noche le tiene preparados...
Que una manada de arlequines volaban por la ciudad, decían los diarios esta mañana.
Y una foto de ella donde le crecía una rosa de seda envenenada en la sien izquierda.
(Así es ella. Vampira de alas heladas.)
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