sábado, 31 de enero de 2009

Alas amarillas


Hoy a la madrugada tuve un acceso de alas. Sentí el enviòn sin previo aviso, y pensé de inmediato: muchacha, todos los avisos son previos, como las experiencias.
Lo cierto es que en estado de ingravidez logré apenas despegar de las sábanas y aburbujarme.
Me dije, así debe ser 'el edén de los cuentos de mi tía', con un tallo a tierra, con raíces adventicias bien flexibles que permitan colgar del cielo... Y estas alas amarillas que izan el aire. Y me habitó una estabilidad que no buscaba.
La telaraña finísima que cubre el planeta me acunaba como si fuera una larva.
Lo último que recuerdo es que resolví ser araña en la proxima visita a esta roca girante. (Siento apetencias por lo leve, y soy insoportable, diría mi hija que está leyendo a Kundera.)
Bostezo.
Me incorporo en cámara lenta y sobrevuelo el pasillo de casa hacia la cocina, preparo el mate ante la mirada azorada de la señora que cuida de nosotros. Nunca me había visto tan amarilla.
Le hice un guiño y cebé mi primer mate de la mañana.
Ah, la vida, la vida. Sé que el tren pasa una sola vez porque me lo decían de niña. Eso me hace festejar estos vuelos domésticos tan modestos...

5 comentarios:

  1. Me encantó.
    Muchos besos

    (perdone usted por lo escueto de mi comentario, pero temo que se vuelva a borrar por tercera vez jejeje ¡Amo la tecnología! Lo lograré esta vez?)

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  2. ah, tiene usted razón, la tecnología no está para recordarnos nada. Antes bien, para borrar mensajes, ya vé...

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  3. la señora doméstica...,será Pocha la de otrora....

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  4. ajajaja, noooo, ahora es Isabel, ajjajaj, loka de mi vidaaaaaaaaaaa ¿còmo te acordasss????

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  5. es hermoso este relato, antífonatacuara

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