martes, 1 de marzo de 2011

Las ciudades perdidas

En la ciudad perdida éramos tan pocos


que cada noche


soñábamos con nuestros vecinos...


Eramos tan frágiles


que en las  tardes caíamos como peces


al agua de los cántaros gigantes.


Eramos tan bellos


que la pasión nos rehuía por las noches.

Eramos tan fuertes

que cedíamos a la tentación de las ternuras que el cielo regala a quienes vivimos en ciudades perdidas

donde nadie llega

sin antes dejar la mirada a las puertas de la calle grande.

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